Después de unos añitos, me veo otra vez con la pregunta de siempre: ¿Qué coño hago yo aquí, con el frío que hace, y teniendo que bajar por ese puto agujero? (lenguaje de cueva)
Pues sí, ahí estábamos con los monos puestos, preparado para bajar a mi primera cueva, pasados unos años. Ves que vas con gente preparada como el Rover e Isaac, po fale, anima. Pero luego me doy cuenta que los nuevos socios del club confían en tu buen hacer. Mae mía, mae mía, maricarmen!!.
Joer, esa cosa de preparar los bártulos, ver que todo está bien puesto, que la luz funciona, coger la cuerda, ver como bajan tus compadres, animarles que todo va bien... Y llega el momento de volver a engancharte con tus aparatos... quitar nudo de seguridad... el vacío, tu peso sobre la cuerda, y esa sensación de placer-oxtiassss que te vuelve a correr por la sangre... uff, ¡qué pasada!.
Así estaba yo, como un crío chico. Y la buena de Raquel, en cueva, ¡preguntando el porqué nos gusta hacer eso que llaman espeleo!... no pude contestarle.
Total, llegamos el viernes noche al pueblo de Santelices, Isaac, Rover y yo, boltxe (usease el David) y nos volvimos a fiar de la memoria de Isaac para encontrar la casa. Después de la correspondiente llamada a Chuchi y dos cervezas en el bar, llegamos a la antigua estación de tren donde ya dormían Raquel y Jose Carlos. De madrugada se añaden Isabel y Alberto (que nadie les oimos llegar) y por la mañana vinieron la buena de Vanesa y Agustín. A primera salimos a la boca, y tras dos vueltas en redondo (en parte gracias al GPS y en parte a la memoria de Isaac), llegamos a esa peazo planicie donde lo único que te protege del viento son los palos de la valla que cercan la boca. Joder ¡qué frío!, coño, ¡qué puto frío!.
Isaac se adelanta para preparar la instalación, y bueno, hay un pequeño baile a la hora de poner cuerdas..., ya que no son todas las que eran y no estaban todas las que son. Total, que Isaac se curra una instalación bastante buena a mi entender y consigue sacar dos vías. Van bajando todos y estamos pendientes que no haya ninguna anomalía con los nuevos compañeros.
Y bueno, dentro de la cueva pues muy bien. Se progresa a ritmo normal en relación con el número que vamos, y echando unas risas, que nunca vienen mal. Llegamos a mitad de la cueva, y vemos que hay cuerda instalada para subir por la colada, pero decidimos parar a comer un poco y darnos la vuelta, para que tampoco se nos haga muy tarde. A la vuelta todo va genial, y nos paramos a mirar bien las formaciones, ya que merecía la pena echar un ojo. Yo no había entrado dentro de la cueva propiamente dicha la otra vez que vine, y me sorprendió gratamente la cantidad de formaciones que había.
Para desinstalar no tuve ningún problema, por el buen curro que hizo Isaac, y bueno, no me dió tiempo a ver como subían la mayoría de los nuevos, pero no hubo problemas. Yo fui a mi ritmo, al tran tran, y bastante cómodo. Salimos al atardecer, por lo que es de agradecer, ya que había una vistas espectaculares.
Y bueno. Unos marcharon esa misma noche hacia Madrid, y otros nos quedamos a pasar la noche... Yo me iba a ir a dormir hasta que me dijeron que si me tomaba un cacharro, po fueno, a nadie le amarga un dulce.
Y llegando a Madrid, el placer-oxtiassss te vuelve a correr por la sangre para que no se te olvide, y deja como señal el ruido de los aparatos al guardarlos para la próxima cueva.
Instalación que creemos que es buena para dos vías limpias:
Pues sí, ahí estábamos con los monos puestos, preparado para bajar a mi primera cueva, pasados unos años. Ves que vas con gente preparada como el Rover e Isaac, po fale, anima. Pero luego me doy cuenta que los nuevos socios del club confían en tu buen hacer. Mae mía, mae mía, maricarmen!!.
Joer, esa cosa de preparar los bártulos, ver que todo está bien puesto, que la luz funciona, coger la cuerda, ver como bajan tus compadres, animarles que todo va bien... Y llega el momento de volver a engancharte con tus aparatos... quitar nudo de seguridad... el vacío, tu peso sobre la cuerda, y esa sensación de placer-oxtiassss que te vuelve a correr por la sangre... uff, ¡qué pasada!.
Así estaba yo, como un crío chico. Y la buena de Raquel, en cueva, ¡preguntando el porqué nos gusta hacer eso que llaman espeleo!... no pude contestarle.
Total, llegamos el viernes noche al pueblo de Santelices, Isaac, Rover y yo, boltxe (usease el David) y nos volvimos a fiar de la memoria de Isaac para encontrar la casa. Después de la correspondiente llamada a Chuchi y dos cervezas en el bar, llegamos a la antigua estación de tren donde ya dormían Raquel y Jose Carlos. De madrugada se añaden Isabel y Alberto (que nadie les oimos llegar) y por la mañana vinieron la buena de Vanesa y Agustín. A primera salimos a la boca, y tras dos vueltas en redondo (en parte gracias al GPS y en parte a la memoria de Isaac), llegamos a esa peazo planicie donde lo único que te protege del viento son los palos de la valla que cercan la boca. Joder ¡qué frío!, coño, ¡qué puto frío!.
Isaac se adelanta para preparar la instalación, y bueno, hay un pequeño baile a la hora de poner cuerdas..., ya que no son todas las que eran y no estaban todas las que son. Total, que Isaac se curra una instalación bastante buena a mi entender y consigue sacar dos vías. Van bajando todos y estamos pendientes que no haya ninguna anomalía con los nuevos compañeros.
Y bueno, dentro de la cueva pues muy bien. Se progresa a ritmo normal en relación con el número que vamos, y echando unas risas, que nunca vienen mal. Llegamos a mitad de la cueva, y vemos que hay cuerda instalada para subir por la colada, pero decidimos parar a comer un poco y darnos la vuelta, para que tampoco se nos haga muy tarde. A la vuelta todo va genial, y nos paramos a mirar bien las formaciones, ya que merecía la pena echar un ojo. Yo no había entrado dentro de la cueva propiamente dicha la otra vez que vine, y me sorprendió gratamente la cantidad de formaciones que había.
Para desinstalar no tuve ningún problema, por el buen curro que hizo Isaac, y bueno, no me dió tiempo a ver como subían la mayoría de los nuevos, pero no hubo problemas. Yo fui a mi ritmo, al tran tran, y bastante cómodo. Salimos al atardecer, por lo que es de agradecer, ya que había una vistas espectaculares.
Y bueno. Unos marcharon esa misma noche hacia Madrid, y otros nos quedamos a pasar la noche... Yo me iba a ir a dormir hasta que me dijeron que si me tomaba un cacharro, po fueno, a nadie le amarga un dulce.
Y llegando a Madrid, el placer-oxtiassss te vuelve a correr por la sangre para que no se te olvide, y deja como señal el ruido de los aparatos al guardarlos para la próxima cueva.
Instalación que creemos que es buena para dos vías limpias:
- 2 cuerdas de 40 m en boca hasta el volado, para hacer las dos vías
- 1 cuerda de 70 m, montada en doble, para formar las dos vías y próximas para un posible atasco
- 1 cuerda de 50 m para el pozo-rampa
- Por ahora hay una cuerda instalada para subir por la colada
Boltxe.
Fotos de Isaac:
Fotos de Isaac: