El viernes tarde salimos de Madrid Juanfe, Nuria, Isaac, Santi y Rover, con la intención de hacer la Sima Destapá el sábado, en Cartagena, Murcia. Como el viaje es largo lo planeamos para dormir en Cieza, donde nos juntaríamos con Jesús (alias el de Cieza, el murciano, sintopo, el pijo, etc... ;-). La novedad de esta visita a una cueva ya conocida por casi todos de nosotros... bajar hasta la cota más profunda de la cavidad, lo que nos obligará a bajar por pozos más calientes de lo habitual en Murcia, que ya son calientes de por sí. Dicen las leyendas que las lipotimias, desmayos y vómitos son frecuentes en este recorrido, porque el calor se hace insoportable. Para todos es un gran reto, pero sobre todo para Isaac, el más caluroso del grupo. Como premio, dicen que abajo del todo hay un lago de agua caliente en el que te puedes bañar.
Dormimos en el refugio de la Federación Murciana, y el sábado a las 8 y pico de la madrugada nos despertó Juanfe, como siempre, aunque esta vez fue con cuchicheos y besitos a Nuria. Habíamos quedado a las 8:30 con Jesús, que muy puntual se presentó minutos antes. Nos sorprendió también el Céspedes, que se nos presentó a la misma hora, venido directamente desde Madrid. Desayunamos salchichas con huevos, carne guisada y otras viandas que nos sobraron de la cena, y partimos a recoger a Jaca, amigo de Jesús y también de Cieza.
Jaca nos condujo hasta un camino donde dejar el coche cerca de la sima, que resultó que tampoco era "el bueno", de entre los cuatro o cinco que hay juntos y que se llevan un pelo... tampoco nos preocupó en absoluto, porque la boca de la sima se veía perfectamente, siempre que sepas donde está. Con los coches aparcados descubrimos que no teníamos la topo... claro, venimos con Jesús, cuyo correo electrónico es sintopo@algo, así que nada extraño que se nos hubiera olvidado ;-). Tiramos de la memoria de Juanfe, Jesús y Jaca, ensacamos y preparamos el material, además de 18 botellas con agua normal y de colores (isostar y suero oral) y el camel back de Isaac. Dado que la sima es muy caliente y que vamos a bajar hasta abajo la necesidad de agua es muy alta, e incluso decidimos ir todos con luz eléctrica para no gastar agua en los carbureros, además de que calor no nos va a faltar, y el carburero da mucho calor. Vamos sin botas de goma y con mono de tela, excepto Jesús que siempre va con su cordura, haga el calor que haga, queda demostrado, y Nuria, que va siempre con sus katiuskas porque no hacen botas de montaña de talla tan grande ;-).
Bueno, todos es un decir: el agonías caloríficas de Isaac se puso unas mallitas cortas ajustadas marca-paquete, una camiseta ajustada sin mangas, unas rodilleras y ya; lleva también el mono de tela en la saca, para entrar a la cueva con él y quitárselo en cuanto empiece el calor, y un camel back con dos litros de agua a la espalda, para ir bebiendo agua continuamente. Lástima que rover se trajera la cámara con la batería mala y se dejara la buena en casa, porque las pintas del Isasky eran dignas de haber sido inmortalizadas... el caso es que no hay fotos, porque claro, todos estos güevones no se pueden traer cámara, noooo.
Ya con todo preparado tiramos para arriba por una empinada senda, que lleva hasta la boca en unos 15-20 minutos de intensa marcha. Somos 8 para 9 sacas así que Isaac se sube con dos como un machote. A mitad de camino el kpuyo de Céspedes descubre que ha olvidado los guantes, y se vuelve al coche a por ellos. Llegamos arriba, descansamos un poco y se meten Juanfe con Jesús a instalar, mientras los demás nos quedamos esperando. Cuando nos van dando libre entramos Santi, Céspedes y rover. Se quedan fuera Jaca, Isaac y Nuria, los muy kpuyos tiraos a la bartola durmiendo plácidamente tomando el solecito.
La sima es estrechuja en los pozos iniciales, pero se pasan sin mayor dificultad. Luego viene una corta zona horizontal, que conduce con hitos al pozo caliente. Hay otras zonas de la cueva, como la galería Cartagena y la de los Murcianos, que nos perderemos esta vez, pero que otras veces sí hemos visitado. Esta vez venimos a pasar calor y a conocer la zona inferior, y allá vamos. A mitad de sima se nos apareció Pepe, amigo de Jesús, que se metió en la sima antes que Isaac, Jaca y Nuria, que continuaron tomando el sol fuera de la sima un par de horas, los muy kpuyos.
En cuanto llegas al primer pozo caliente ya se empieza a notar que la cosa no es normal, pero vamos, de momento nada del otro mundo. Pero es moverte un poco y empezar a sudar copiosamente, el cuerpo no es capaz de disipar tanto calor, te notas caliente, casi febril, y sudas hasta que te paras y descansas... al tumbarte en el suelo daba gustito notarlo frío, pero aunque te quedaras tumbado no sentías frío hasta que pasaba muuuucho rato.
Por supuesto, cada uno pasó calor de forma distinta, Juanfe decía que sudar sudar no estaba sudando apenas, Nuria y Céspedes reconocieron que sudaban, Jesús tapado hasta arriba con su mono de cordura, Pepe y Santi iban enseñando los pelillos del pecho, pero no se quejaron que yo recuerde, Jaca se escapó a una despedida de soltero en cuanto vio que la cosa se alargaba más de la cuenta y se libró de casi todo lo caliente, Isaac con sus mallitas ajustadas iba tan campante con todo al aire, y yo (rover) iba chorreando como siempre, pero en cuanto no había que arrastrarse me remangaba el mono de brazos y piernas, me bajaba las gadcheto-rodilleras a los tobillos hasta abajo y el gustazo del fresquito de la evaporación del sudor en la piel era inmediato e impresionante... el mono de algodón resulta ser un aislante estupendo. Jesús muy acertadamente bautizó mi atuendo como "mono pirata", porque en cuanto me movía se bajaban los arremangados de las piernas y parecía que iba con pantalones piratas.
Jesús y Juanfe instalaron rápido y muy bien, como siempre, pero cuando llegaron al pozo final se encontraron con varios roces bastantes gordos y supuestamente imposibles de evitar... en otras circunstancias hubieran pasado, pero estábamos usando cuerda de 9mm y eramos 9 para subir (¡1mm de roce para cada uno dijo alguien!), y varios roces gordos en el mismo tramo y con cuerda tan delgada acojona a cualquiera, así que se explayaron a gusto con la instalación, en la que se tomaron más de una hora para un solo pozo... lo ponían de una forma, bajaban, volvían a subir, cambiaban, otra vez a bajar y subir, etc.
Total, que pusieron en el mismo tramo: un paso de nudos con suelo para apoyarse (paso de nudos "gratis" en mi terminología), un desviador cortito y sencillo, otro paso de nudos con saca colgando haciendo de antirroce (Nuria lo bautizó como el "paso de nudo-saca"), con chicleo de cuerda para dar más emoción, y para terminar, otro desviador, este ya un poco más acusado. Parecía una espeleo-gymkana, y los obstáculos los bautizamos como "espeleo-temas". Al final, con tanto espeleo-tema no había roce, bien porque el desviador, antirroce o nudo-saca hacían su función, bien porque estabas casi todo el rato parado superando el obstáculo correspondiente :-). El caso es que nadie se quejó y todos superamos las dificultades sin ningún problema, yo diría que nos lo pasamos pipa.
Después del pozo-gymkana final, te encontrabas a todos tumbados en el suelo dormitando, callados y con la luz apagada, para pegarte el susto correspondiente. Cuando estuvimos todos (llevaba un rato superar tanto obstáculo), comimos un poco, yo cambié pilas ("me de-pilé" en terminología pedrito pantanos), y nos dirigimos al pozo-resalte final de unos 6 metros que baja al lago calentito. Supuestamente estaba instalado en fijo con un único anclaje, así que, ni cortos ni perezosos dijeron "pues ponemos un spit", buff... con el calor que hacía...
Vamos al pozo, que está allí mismo, doblando la esquina, y resulta que había como dos o tres spits por alrededor, aunque el más cercano estaba estropeado... por lo tanto bastaba un cordino para asegurar la cabecera, pero no teníamos ninguno. El pozo final tenía pasos de nudos porque no había otras cuerdas, y con tanto desviador a nadie le quedaban cordinos, así que Juanfe se quitó el pedal y lo puso de seguro... un pedal hecho con cordino de 5mm con roces por todas partes y ya muy viejecito, pero que cumplió con su función.
Eso sí, era acercarte al pozo y notar una bocanada de aire caliente brutal... y eso que ¡ya hacía mucho calor sin llegar a él!. Bajamos todos el pocito, y nos encontramos con una sala pequeña con bloques y un lago de agua cristalina, no muy grande pero se puede nadar y tiene recovecos, una gatera por la que te puedes subir y tirar al agua desde una ventana, incluso un sitio por el que dijeron que se podía subir y continuar algo.
Pepe dijo que otras veces él se ha metido con mono y aparatos, sin quitarse nada, pero a pesar de que decía que daba igual, que nos íbamos a embarrar de todas formas al subir, todos nos quedamos en gayumbos y al agua, que estaba estupenda. No se notaba nada de impresión al meterte, era agua dulce (sin sal quiero decir, estamos al lado del mar...), y se estaba tan bien dentro del agua que te podías quedar allí a vivir. Había un termómetro colgado en la pared, que marcaba 28 grados centígrados, y 32 de máxima, así que no estábamos a todo lo caliente que puede estar la cueva. Ejem, he dicho que todos nos metimos en el agua... pues no, Jesús ni se inmutó, se quedó vestido con su mono de cordura sentado en un bloque, viendo el espectáculo, y a pesar de lo que le animamos dijo que no se metía y no se metió.
Después del estupendo baño que nos pegamos, tocaba volver a subir... he aquí el problema, donde supuestamente la gente vomita, le entran pájaras, lipotimias y demás dolencias debidas al calor. Isaac era el más problemático con el calor, así que subió el primero, como siempre fue empezar a subir y ya no verle nunca más, de lo que corre el muy cabrón... bueno, nos juntamos en la base de los pozos calientes, donde descansamos un poco, llegamos muy bien todos, sobrados aunque calientes... yo me notaba muy caliente, a pesar de ir remangado a tope, pero fue parar 5 minutos y ya empezar a notar el frío.
En la bajada habíamos dejado botellas de agua por todas partes, e incluso había alguna que ya estaba allí cuando llegamos, que se la dejó alguien antes, así que era subir un pozo y beber un poco de agua, lo que yo creo que fue fundamental para que todo fuera estupendamente. Incluso nos sobró agua, nos subíamos botellas con agua en las sacas, todos con miedo a que nos faltara el agua, yo por lo menos bebía a sorbitos, dosificando, aunque me daban ganas de beberme un litro de una tacada.
Una vez superados los pozos calientes, en cuanto subías un poco se notaba ya fresco, y cuando llegamos a la calle ya ni te cuento, era de noche como a las 23:30 cuando los primeros llegaron arriba. Dado que iba a hacer frío fuera, decidimos salir por grupos e ir al coche directamente a cambiarse: primero uno de cuatro, con Isaac, Céspedes, Nuria y Rover, otro de dos con Juanfe y Santi, que iban desinstalando y pasando sacas hacia arriba, y por último Jesús y Pepe que terminaron de desinstalar y salieron los últimos.
Cenamos más o menos a medida que salíamos, excepto Jesús y Pepe que no quisieron comer nada, se cambiaron y se fueron para sus casas respectivas. Los demás nos quedamos allí mismo, nos buscamos una zona llana y sin farolas, sacamos los sacos y a dormir viendo estrellas y oyendo a lo lejos el mar, un gustazo la verdad.
Al día siguiente el despertador Juanfe estaba más o menos estropeado, y nos despertó el sol, aunque estuvimos haciéndonos los remolones en los sacos un rato hasta que nos levantamos a desayunar.
El domingo ya estábamos solos los katiuskas, y tocaba la Cueva del Orón, que excepto Santi y Céspedes todos la conocíamos... y a Isaac, Nuria y a mí no nos apetecía demasiado, aunque si hay que hacerla se hace... al final decidimos que Juanfe iba con Santi y Céspedes a enseñársela, así era todo más rápido y todos contentos. El grupo de los espeleo-vagos nos fuimos al Puerto de Mazarrón a tomar cervecitas fresquitas al borde de la playa, y yo no me bañé en el mar porque no había duchas, que si no...
La cueva del Orón está en un acantilado al borde del mar, es más o menos horizontal, se hace sin aparatos porque está instalado en fijo, aunque la instalación es más vieja que cascorro. Lo mejor es la aproximación, que hay que bajar por pasamanos con cable de acero, escalones, resaltes con cintajos, y por último un rápel fraccionado que acaba en un volado de unos 20 metros y da al lado de la boca de la cueva. La cueva es un poco estrechuja y arrastrada, pero bastante chula y con formaciones (escéntricas) muy buenas, y al final acaba en varios lagos de agua ligeramente salada, y en un sifón que da al mar. Por supuesto los lagos son para bañarse, y los nuestros así lo hicieron. Incluso se encontraron a un grupo de buceadores de un curso que habían entrado a la cueva pasando el sifón.
Cuando salieron a las 5 y pico los demás estábamos esperándoles en el camino de vuelta, echando la siesta en las esterillas, habíamos comido allí mismo. Mientras se cambiaban les hicimos ensalada con lechuga, ATÚN (cómo no), cherrys, maíz, etc, cocimos unos sobres de pasta de arroz, de esos tipo chino que se hacen un 3 minutos y están muy buenos... se lo comieron todo con nuestra ayuda, y hala, de vuelta a Madrid.
rover
Dormimos en el refugio de la Federación Murciana, y el sábado a las 8 y pico de la madrugada nos despertó Juanfe, como siempre, aunque esta vez fue con cuchicheos y besitos a Nuria. Habíamos quedado a las 8:30 con Jesús, que muy puntual se presentó minutos antes. Nos sorprendió también el Céspedes, que se nos presentó a la misma hora, venido directamente desde Madrid. Desayunamos salchichas con huevos, carne guisada y otras viandas que nos sobraron de la cena, y partimos a recoger a Jaca, amigo de Jesús y también de Cieza.
Jaca nos condujo hasta un camino donde dejar el coche cerca de la sima, que resultó que tampoco era "el bueno", de entre los cuatro o cinco que hay juntos y que se llevan un pelo... tampoco nos preocupó en absoluto, porque la boca de la sima se veía perfectamente, siempre que sepas donde está. Con los coches aparcados descubrimos que no teníamos la topo... claro, venimos con Jesús, cuyo correo electrónico es sintopo@algo, así que nada extraño que se nos hubiera olvidado ;-). Tiramos de la memoria de Juanfe, Jesús y Jaca, ensacamos y preparamos el material, además de 18 botellas con agua normal y de colores (isostar y suero oral) y el camel back de Isaac. Dado que la sima es muy caliente y que vamos a bajar hasta abajo la necesidad de agua es muy alta, e incluso decidimos ir todos con luz eléctrica para no gastar agua en los carbureros, además de que calor no nos va a faltar, y el carburero da mucho calor. Vamos sin botas de goma y con mono de tela, excepto Jesús que siempre va con su cordura, haga el calor que haga, queda demostrado, y Nuria, que va siempre con sus katiuskas porque no hacen botas de montaña de talla tan grande ;-).
Bueno, todos es un decir: el agonías caloríficas de Isaac se puso unas mallitas cortas ajustadas marca-paquete, una camiseta ajustada sin mangas, unas rodilleras y ya; lleva también el mono de tela en la saca, para entrar a la cueva con él y quitárselo en cuanto empiece el calor, y un camel back con dos litros de agua a la espalda, para ir bebiendo agua continuamente. Lástima que rover se trajera la cámara con la batería mala y se dejara la buena en casa, porque las pintas del Isasky eran dignas de haber sido inmortalizadas... el caso es que no hay fotos, porque claro, todos estos güevones no se pueden traer cámara, noooo.
Ya con todo preparado tiramos para arriba por una empinada senda, que lleva hasta la boca en unos 15-20 minutos de intensa marcha. Somos 8 para 9 sacas así que Isaac se sube con dos como un machote. A mitad de camino el kpuyo de Céspedes descubre que ha olvidado los guantes, y se vuelve al coche a por ellos. Llegamos arriba, descansamos un poco y se meten Juanfe con Jesús a instalar, mientras los demás nos quedamos esperando. Cuando nos van dando libre entramos Santi, Céspedes y rover. Se quedan fuera Jaca, Isaac y Nuria, los muy kpuyos tiraos a la bartola durmiendo plácidamente tomando el solecito.
La sima es estrechuja en los pozos iniciales, pero se pasan sin mayor dificultad. Luego viene una corta zona horizontal, que conduce con hitos al pozo caliente. Hay otras zonas de la cueva, como la galería Cartagena y la de los Murcianos, que nos perderemos esta vez, pero que otras veces sí hemos visitado. Esta vez venimos a pasar calor y a conocer la zona inferior, y allá vamos. A mitad de sima se nos apareció Pepe, amigo de Jesús, que se metió en la sima antes que Isaac, Jaca y Nuria, que continuaron tomando el sol fuera de la sima un par de horas, los muy kpuyos.
En cuanto llegas al primer pozo caliente ya se empieza a notar que la cosa no es normal, pero vamos, de momento nada del otro mundo. Pero es moverte un poco y empezar a sudar copiosamente, el cuerpo no es capaz de disipar tanto calor, te notas caliente, casi febril, y sudas hasta que te paras y descansas... al tumbarte en el suelo daba gustito notarlo frío, pero aunque te quedaras tumbado no sentías frío hasta que pasaba muuuucho rato.
Por supuesto, cada uno pasó calor de forma distinta, Juanfe decía que sudar sudar no estaba sudando apenas, Nuria y Céspedes reconocieron que sudaban, Jesús tapado hasta arriba con su mono de cordura, Pepe y Santi iban enseñando los pelillos del pecho, pero no se quejaron que yo recuerde, Jaca se escapó a una despedida de soltero en cuanto vio que la cosa se alargaba más de la cuenta y se libró de casi todo lo caliente, Isaac con sus mallitas ajustadas iba tan campante con todo al aire, y yo (rover) iba chorreando como siempre, pero en cuanto no había que arrastrarse me remangaba el mono de brazos y piernas, me bajaba las gadcheto-rodilleras a los tobillos hasta abajo y el gustazo del fresquito de la evaporación del sudor en la piel era inmediato e impresionante... el mono de algodón resulta ser un aislante estupendo. Jesús muy acertadamente bautizó mi atuendo como "mono pirata", porque en cuanto me movía se bajaban los arremangados de las piernas y parecía que iba con pantalones piratas.
Jesús y Juanfe instalaron rápido y muy bien, como siempre, pero cuando llegaron al pozo final se encontraron con varios roces bastantes gordos y supuestamente imposibles de evitar... en otras circunstancias hubieran pasado, pero estábamos usando cuerda de 9mm y eramos 9 para subir (¡1mm de roce para cada uno dijo alguien!), y varios roces gordos en el mismo tramo y con cuerda tan delgada acojona a cualquiera, así que se explayaron a gusto con la instalación, en la que se tomaron más de una hora para un solo pozo... lo ponían de una forma, bajaban, volvían a subir, cambiaban, otra vez a bajar y subir, etc.
Total, que pusieron en el mismo tramo: un paso de nudos con suelo para apoyarse (paso de nudos "gratis" en mi terminología), un desviador cortito y sencillo, otro paso de nudos con saca colgando haciendo de antirroce (Nuria lo bautizó como el "paso de nudo-saca"), con chicleo de cuerda para dar más emoción, y para terminar, otro desviador, este ya un poco más acusado. Parecía una espeleo-gymkana, y los obstáculos los bautizamos como "espeleo-temas". Al final, con tanto espeleo-tema no había roce, bien porque el desviador, antirroce o nudo-saca hacían su función, bien porque estabas casi todo el rato parado superando el obstáculo correspondiente :-). El caso es que nadie se quejó y todos superamos las dificultades sin ningún problema, yo diría que nos lo pasamos pipa.
Después del pozo-gymkana final, te encontrabas a todos tumbados en el suelo dormitando, callados y con la luz apagada, para pegarte el susto correspondiente. Cuando estuvimos todos (llevaba un rato superar tanto obstáculo), comimos un poco, yo cambié pilas ("me de-pilé" en terminología pedrito pantanos), y nos dirigimos al pozo-resalte final de unos 6 metros que baja al lago calentito. Supuestamente estaba instalado en fijo con un único anclaje, así que, ni cortos ni perezosos dijeron "pues ponemos un spit", buff... con el calor que hacía...
Vamos al pozo, que está allí mismo, doblando la esquina, y resulta que había como dos o tres spits por alrededor, aunque el más cercano estaba estropeado... por lo tanto bastaba un cordino para asegurar la cabecera, pero no teníamos ninguno. El pozo final tenía pasos de nudos porque no había otras cuerdas, y con tanto desviador a nadie le quedaban cordinos, así que Juanfe se quitó el pedal y lo puso de seguro... un pedal hecho con cordino de 5mm con roces por todas partes y ya muy viejecito, pero que cumplió con su función.
Eso sí, era acercarte al pozo y notar una bocanada de aire caliente brutal... y eso que ¡ya hacía mucho calor sin llegar a él!. Bajamos todos el pocito, y nos encontramos con una sala pequeña con bloques y un lago de agua cristalina, no muy grande pero se puede nadar y tiene recovecos, una gatera por la que te puedes subir y tirar al agua desde una ventana, incluso un sitio por el que dijeron que se podía subir y continuar algo.
Pepe dijo que otras veces él se ha metido con mono y aparatos, sin quitarse nada, pero a pesar de que decía que daba igual, que nos íbamos a embarrar de todas formas al subir, todos nos quedamos en gayumbos y al agua, que estaba estupenda. No se notaba nada de impresión al meterte, era agua dulce (sin sal quiero decir, estamos al lado del mar...), y se estaba tan bien dentro del agua que te podías quedar allí a vivir. Había un termómetro colgado en la pared, que marcaba 28 grados centígrados, y 32 de máxima, así que no estábamos a todo lo caliente que puede estar la cueva. Ejem, he dicho que todos nos metimos en el agua... pues no, Jesús ni se inmutó, se quedó vestido con su mono de cordura sentado en un bloque, viendo el espectáculo, y a pesar de lo que le animamos dijo que no se metía y no se metió.
Después del estupendo baño que nos pegamos, tocaba volver a subir... he aquí el problema, donde supuestamente la gente vomita, le entran pájaras, lipotimias y demás dolencias debidas al calor. Isaac era el más problemático con el calor, así que subió el primero, como siempre fue empezar a subir y ya no verle nunca más, de lo que corre el muy cabrón... bueno, nos juntamos en la base de los pozos calientes, donde descansamos un poco, llegamos muy bien todos, sobrados aunque calientes... yo me notaba muy caliente, a pesar de ir remangado a tope, pero fue parar 5 minutos y ya empezar a notar el frío.
En la bajada habíamos dejado botellas de agua por todas partes, e incluso había alguna que ya estaba allí cuando llegamos, que se la dejó alguien antes, así que era subir un pozo y beber un poco de agua, lo que yo creo que fue fundamental para que todo fuera estupendamente. Incluso nos sobró agua, nos subíamos botellas con agua en las sacas, todos con miedo a que nos faltara el agua, yo por lo menos bebía a sorbitos, dosificando, aunque me daban ganas de beberme un litro de una tacada.
Una vez superados los pozos calientes, en cuanto subías un poco se notaba ya fresco, y cuando llegamos a la calle ya ni te cuento, era de noche como a las 23:30 cuando los primeros llegaron arriba. Dado que iba a hacer frío fuera, decidimos salir por grupos e ir al coche directamente a cambiarse: primero uno de cuatro, con Isaac, Céspedes, Nuria y Rover, otro de dos con Juanfe y Santi, que iban desinstalando y pasando sacas hacia arriba, y por último Jesús y Pepe que terminaron de desinstalar y salieron los últimos.
Cenamos más o menos a medida que salíamos, excepto Jesús y Pepe que no quisieron comer nada, se cambiaron y se fueron para sus casas respectivas. Los demás nos quedamos allí mismo, nos buscamos una zona llana y sin farolas, sacamos los sacos y a dormir viendo estrellas y oyendo a lo lejos el mar, un gustazo la verdad.
Al día siguiente el despertador Juanfe estaba más o menos estropeado, y nos despertó el sol, aunque estuvimos haciéndonos los remolones en los sacos un rato hasta que nos levantamos a desayunar.
El domingo ya estábamos solos los katiuskas, y tocaba la Cueva del Orón, que excepto Santi y Céspedes todos la conocíamos... y a Isaac, Nuria y a mí no nos apetecía demasiado, aunque si hay que hacerla se hace... al final decidimos que Juanfe iba con Santi y Céspedes a enseñársela, así era todo más rápido y todos contentos. El grupo de los espeleo-vagos nos fuimos al Puerto de Mazarrón a tomar cervecitas fresquitas al borde de la playa, y yo no me bañé en el mar porque no había duchas, que si no...
La cueva del Orón está en un acantilado al borde del mar, es más o menos horizontal, se hace sin aparatos porque está instalado en fijo, aunque la instalación es más vieja que cascorro. Lo mejor es la aproximación, que hay que bajar por pasamanos con cable de acero, escalones, resaltes con cintajos, y por último un rápel fraccionado que acaba en un volado de unos 20 metros y da al lado de la boca de la cueva. La cueva es un poco estrechuja y arrastrada, pero bastante chula y con formaciones (escéntricas) muy buenas, y al final acaba en varios lagos de agua ligeramente salada, y en un sifón que da al mar. Por supuesto los lagos son para bañarse, y los nuestros así lo hicieron. Incluso se encontraron a un grupo de buceadores de un curso que habían entrado a la cueva pasando el sifón.
Cuando salieron a las 5 y pico los demás estábamos esperándoles en el camino de vuelta, echando la siesta en las esterillas, habíamos comido allí mismo. Mientras se cambiaban les hicimos ensalada con lechuga, ATÚN (cómo no), cherrys, maíz, etc, cocimos unos sobres de pasta de arroz, de esos tipo chino que se hacen un 3 minutos y están muy buenos... se lo comieron todo con nuestra ayuda, y hala, de vuelta a Madrid.
rover