Desde hace tiempo que los del Flash nos habían invitado a visitar la Cubada grande, en Burgos. Es un sistema que sigue en exploración por el grupo Edelweiss, y que tiene varias bocas.
La más habitual es la CM-20, que tiene un pozo de 50m que da a la galería de los ahivás, que es el recorrido habitual. Pero esta vez íbamos mucha gente, así que decidimos hacer dos grupos, uno entraría por la CM-20 y otro por la CM-6, que tiene un pozo de 100m limpio, seguido de otros de 56, 20, y varios meandros y pasos complicados, hasta llegar también a la galería de los ahivás, pero por un camino que no conocemos. Los del primer grupo, que entran por la CM-20, también instalarán otra entrada a la galería de los ahivás, por un pozo de 35 seguido de otro de 15, de forma que al ser muchos la subida pueda ser más fluída.
En principio supusimos que seguramente los dos grupos no nos encontraríamos, porque la conexión CM-6 con los ahivás no la conocemos y la galería es muy caótica (de caos de bloques). Pues bien, la cosa no se nos dió como lo habíamos planeado... el pozo de 50 no se pudo instalar, porque estaba tan regado que nos echó para atrás, así que el grupo que había ido a instalarlo se volvió para bajar por el pozo de 35+15. El pozo de 35 también estaba regado, pero más bien era lluvia muy pulverizada... se podía aguantar. Después de bajar el pozo, que es limpio y en volado (mojado) hay que seguir el río hacia abajo, que lleva tras poco al pozo-rampa de 15 que da a los ahivás.
Los que bajamos por el pozo de 35+15 los primeros, cuando llegamos abajo nos extrañamos mucho de que los del pozo de 50 no estuvieran por allí, así que nos pusimos a bajar río abajo para buscarles, sin éxito. Pasamos bastante tiempo solos, eramos cuatro y no nos esperábamos quedarnos separados de los otros... teníamos los bocatas unos de los otros, todo el carburo... un poco desastre, pero claro, nosotros nos esperábamos bajar y estar todos juntos, y después de más de una hora ya pensábamos que estábamos perdidos unos de los otros, que habría pasado algo, etc. Ya asqueados y extrañados, volvimos sobre nuestros pasos, río arriba hacia la única salida de la cueva que conocíamos, por el super-caos de bloques que es el ahívas, que en algunos puntos se pone difícil y complicado, sobre todo bien abajo. Cuando ya nos quedaba poco para llegar a nuestra cuerda, nos pareció oir algo, como otras tantas veces antes, pero entre el ruido del agua del río y que la galería es bastante caótica, en ningún momento habíamos conseguido establecer comunicación gritosa con los otros... hasta entonces, que pegamos un silvatazo y nos sorprendió oir otro como contestación. Nos inundó una alegría sobrecogedora, y rápidamente nos lanzamos a recorrer el poco trecho que nos faltaba para encontrarnos con nuestros compañeros.
Y bueno... la historia del reencuentro se volvió a repetir al poco rato, mientras descansábamos todo el grupo de la CM-20, oímos gritos que sin duda eran de nuestros compañeros que habían entrado por la CM-6... y de igual forma contestamos, con gritos, silvidos y pitos... de verdad ya no nos esperábamos encontrarnos, y al final resulta que nos juntamos todos en los ahivás!!!
Pues ya poco más... a la vuelta se volvieron 4 a desinstalar la CM-6, y el resto, que eramos un montón, subimos por la CM-20. El pocito de 35 nos mojó a todos un poco, pero salimos contentos y felices de que todo hubiera salido bien. Los de la CM-6, a pesar de los meandros largos, mojados y complicados, y los 200m de pozos, salieron y llegaron a los coches antes que nosotros, que eramos muchos y nos lo tomamos con más calma.
¡Hasta la próxima, amigos del Flash! rover
La más habitual es la CM-20, que tiene un pozo de 50m que da a la galería de los ahivás, que es el recorrido habitual. Pero esta vez íbamos mucha gente, así que decidimos hacer dos grupos, uno entraría por la CM-20 y otro por la CM-6, que tiene un pozo de 100m limpio, seguido de otros de 56, 20, y varios meandros y pasos complicados, hasta llegar también a la galería de los ahivás, pero por un camino que no conocemos. Los del primer grupo, que entran por la CM-20, también instalarán otra entrada a la galería de los ahivás, por un pozo de 35 seguido de otro de 15, de forma que al ser muchos la subida pueda ser más fluída.
En principio supusimos que seguramente los dos grupos no nos encontraríamos, porque la conexión CM-6 con los ahivás no la conocemos y la galería es muy caótica (de caos de bloques). Pues bien, la cosa no se nos dió como lo habíamos planeado... el pozo de 50 no se pudo instalar, porque estaba tan regado que nos echó para atrás, así que el grupo que había ido a instalarlo se volvió para bajar por el pozo de 35+15. El pozo de 35 también estaba regado, pero más bien era lluvia muy pulverizada... se podía aguantar. Después de bajar el pozo, que es limpio y en volado (mojado) hay que seguir el río hacia abajo, que lleva tras poco al pozo-rampa de 15 que da a los ahivás.
Los que bajamos por el pozo de 35+15 los primeros, cuando llegamos abajo nos extrañamos mucho de que los del pozo de 50 no estuvieran por allí, así que nos pusimos a bajar río abajo para buscarles, sin éxito. Pasamos bastante tiempo solos, eramos cuatro y no nos esperábamos quedarnos separados de los otros... teníamos los bocatas unos de los otros, todo el carburo... un poco desastre, pero claro, nosotros nos esperábamos bajar y estar todos juntos, y después de más de una hora ya pensábamos que estábamos perdidos unos de los otros, que habría pasado algo, etc. Ya asqueados y extrañados, volvimos sobre nuestros pasos, río arriba hacia la única salida de la cueva que conocíamos, por el super-caos de bloques que es el ahívas, que en algunos puntos se pone difícil y complicado, sobre todo bien abajo. Cuando ya nos quedaba poco para llegar a nuestra cuerda, nos pareció oir algo, como otras tantas veces antes, pero entre el ruido del agua del río y que la galería es bastante caótica, en ningún momento habíamos conseguido establecer comunicación gritosa con los otros... hasta entonces, que pegamos un silvatazo y nos sorprendió oir otro como contestación. Nos inundó una alegría sobrecogedora, y rápidamente nos lanzamos a recorrer el poco trecho que nos faltaba para encontrarnos con nuestros compañeros.
Y bueno... la historia del reencuentro se volvió a repetir al poco rato, mientras descansábamos todo el grupo de la CM-20, oímos gritos que sin duda eran de nuestros compañeros que habían entrado por la CM-6... y de igual forma contestamos, con gritos, silvidos y pitos... de verdad ya no nos esperábamos encontrarnos, y al final resulta que nos juntamos todos en los ahivás!!!
Pues ya poco más... a la vuelta se volvieron 4 a desinstalar la CM-6, y el resto, que eramos un montón, subimos por la CM-20. El pocito de 35 nos mojó a todos un poco, pero salimos contentos y felices de que todo hubiera salido bien. Los de la CM-6, a pesar de los meandros largos, mojados y complicados, y los 200m de pozos, salieron y llegaron a los coches antes que nosotros, que eramos muchos y nos lo tomamos con más calma.
¡Hasta la próxima, amigos del Flash! rover