martes, 30 de septiembre de 2014

Punto caliente

La manta térmica forma parte del equipo de seguridad del espeléologo, y siempre se debe llevar al menos una por persona. Está hecha de un plástico muy fino y recubierta por ambas caras de una capa metálica que refleja el calor y por eso es muy efectiva, porque aisla y a la vez refleja el calor, por lo que tapándose con ella el calor corporal se mantiene. Una manta térmica pequeña plegada apenas ocupa espacio, no pesa nada y se puede llevar en un bolsillo, bote estanco, o incluso dentro del casco en cualquier recoveco. Una vez desplegada suele ser difícil volver a doblarla bien y es fácil que se rompa durante su uso, pero el precio es muy barato, apenas unos euros, por lo que si hay que deshecharla y sustituirla no importa en absoluto.



Una persona inmóvil y dentro de una cueva entra rápidamente en hipotermia debido a la baja temperatura habitual de las cavidades, por lo que es muy importante llevar una manta térmica para taparse uno mismo. Si a eso añadimos que la persona está herida, establecer un sitio donde colocarla y mantenerla caliente es de vital importancia, debido a que la evacuación de un accidentado en espeleología puede llevar horas o incluso días.

En espeleología un "punto caliente" es una tienda de campaña improvisada dentro de la cavidad donde poder colocar al herido y mantenerlo caliente. Cuando tiene finalidad médica también se le llama ATM (punto de Atención Técnica Medicalizada). Se realiza con los medios disponibles, normalmente varias mantas térmicas, un cordino y mosquetones a modo de pinzas. También se pueden utilizar plásticos o rafias si se dispone de ellos, aunque no tendrán las capacidades reflexivas del calor. Es importante colocar fuentes de calor en el interior: velas, carbureros o botes de ethanol en gel, para mantener una temperatura confortable y que el herido se seque y mantenerlo caliente. Eso sí, hay que tener mucho cuidado con las llamas y las mantas térmicas, que son inflamables y prenden rápidamente.


El punto caliente se realizará en un lugar seguro, con una superficie adecuada para dejar al herido en el suelo  y que el equipo médico pueda trabajar cuando llegue. Antes de colocar al herido, el suelo se debe allanar y aislar de la humedad y frío mediante sacas, cuerdas y una manta térmica.
Fuentes de calor: en espeleología la fuente de calor por excelencia ha sido el carburero, pero en los últimos tiempos y debido al auge de la iluminación LED los carbureros ya rara vez se utilizan, debido a que son muy sucios y requieren mucho peso, además de necesitar agua y limpieza de los residuos cada poco tiempo. Pero la reacción exotérmica producida dentro del carburero aportaba una fuente de calor muy potente y valiosa para mantenerse caliente dentro de las cavidades. Eso lo hemos perdido con los LED, por lo que se ha de buscar una fuente alternativa de calor, que idealmente debe ser pequeña, ligera y barata. Las velas pueden servir, pero el aporte de calor es muy bajo.

En cambio el alcohol o ethanol en gel, habitualmente utilizado en hostelería para "fondues", tiene una gran capacidad calorífica, es muy seguro, no produce ningún residuo y es bastante barato, por lo que de momento se considera como la mejor opción.