domingo, 4 de mayo de 2008

Águilas, Ramblazo-Parralejo, Guadaljana-Lentegí, Río Verde

Nuestro puente iba a ser un poco curraíllo, ya que íbamos a hacer muchas actividades y debíamos de salir de un lado pal otro, os cuento brevemente lo que hicimos ya que rover y maría me deben unas memorias de este puente:

Sima de las Águilas

La entrada está en un cauce de un río al que le han puesto unos anillos de hormigón, parece the ring, bajas 15 metros y llegas a la cueva donde después de unas rampas y un pozo bajas a un sala donde sigues bajando hasta el final de la sima. Si bien tiramos por otro ramal subes por unos gours llenos de agua y llegas a unas galerías con techos bajos, laminadores, etc... donde hay que pasar dos sifones: uno de 5 metros y otro de 15 donde el agua te llega por la rodilla y tienes que agacharte para pasar por esos techos de dios. Llegas a un punto que con la cabeza de lado te mojas una oreja y parte de un ojo jajaja, nos echamos unas risas allí...

Travesía o no de Ramblazo Parralejo

Sabíamos por Sergio que podía estar sifonado uno de sus dos sifones, pero unos granaínos nos dijeron que no estaría sifonado seguro. Juanfe y yo nos fuimos a instalar Parralejo y a meternos dentro para ver los sifones, el del la hoja estaba bien pero el otro, el de la pala, no conseguimos encontrarlo, estuvimos 3 horas los dos dando panzazos pero... chico, que no había manera, así que decidimos instalarla en fijo pa porsi, y mira por donde estaba instalada casi entera, así que llegamos hasta el sifón, claro como no, sifonado. Se metió el flipe, primero a sacar agua y luego yo con el bidón del rover, pero le echábamos en su presa de barro y se nos iba a reventar así que al final desistimos porque era demasiada agua, así que pa tras, menos mal que no nos fiamos, y los dos hasta arriba de agua. Otro día tendremos que volver porque esto no queda así, ¿eh?.

Guadaljana-Lentegí:


Se llame como se llame, con G o con J, había carteles de las dos formas en el pueblo. El caso es que nos juntamos con unos chavales, dos parejas, por lo menos unos si lo eran, que iban buscando como nosotros los barrancos de la zona, sin demasiado éxito, y eso preguntando a los lugareños que nos encontrábamos, que yo creo que nos confundían más de lo que lo estábamos. Al final dimos con el Guadaljana, y descendimos todos por su cauce seco, hasta que por fin con algo de agua conectamos al Lentegí y todo mu chulo, un barranquito graciosillo, nos reímos bastante con esta gente, hicimos un rapel guiado y comimos un montón de nísperos de árboles del cauce del río, jooooo que ricos maduritos...

Río verde:

Después del coñazo de los coches y de pagar el ""peaje"" para entrar a una pista, bajamos por una de las grandes cascadas de la izquierda, un cañón muy chulo, con grandes saltos, buen día, buena temperatura... vamos que un cañón que se disfruta un montón, sin nísperos pero bueno.
Isaac

Este pasado puente del 1 de mayo presentaba todas las papeletas para montar alguna actividad guapa, y así ha sido. En esta ocasión el destino ha sido Andalucía, más concretamente las provincias de Cádiz y Granada (yo pensaba que por allí sólo había playas y pescaíto frito, pero por lo visto también es una zona típica de cuevas y cañones…). Así que el miércoles por la tarde emprendimos viaje JuanFe, Nuri e Isaac por un lado, y Gabi, Rover y yo por otro.

Los dos primeros días del puente los dedicamos a la espeleo, pero esta historia corre por cuenta de Rover...

El sábado por la mañana nos trasladamos hasta el Parque Natural de las Sierras de Tejeda y Almijara, en Granada, para hacer el cañón de Lentejí (o Lentegí), después de verlo escrito de las dos maneras no tenemos muy claro si es con “g” o con “j”….

Siguiendo las recomendaciones de unos compañeros lugareños que nos habíamos encontrado dos días antes en la cueva de Las Aguilas, decidimos no hacer el recorrido integral sino combinar este cañón con uno de sus afluentes, ya que según nos comentaron las dos primeras horas del Lentejí consisten en patear por un cauce seco lleno de zarzas y matorrales, opción que no sonaba demasiado tentadora… Así que nos decantamos por la alternativa de empezar en el barranco de Guadajana (o Guardajamas), que también estaba seco pero al menos no había zarzas…

Antes de entrar en el barranco, mientras estábamos comiendo en una curva del camino, llegó un coche con una pareja que también pensaba hacer el cañón. Curiosamente, ella reconoció a Isaac y a Nuri de un curso de espeleo, y él resultó ser un compañero de E.G.B. de Gabi!!! También apareció por allí otra pareja que andaba un poco despistada buscando la entrada a otro barranco, que no había forma de encontrar. Así que los cuatro se unieron a nuestro grupo y entramos todos juntos.

Empezamos descendiendo por el cauce seco del río Guadajanas, y hasta llegar al Lentejí encontramos 6 rápeles de entre 8 y 12 metros, todos aceptablemente equipados. Según nos acercábamos al Lentejí empezamos a encontrar más agua, y una vez dentro del cauce de este río empieza la parte acuática y más entretenida del cañón, con una variada sucesión de rápeles y resaltes a lo largo de un recorrido bastante encajado en alguno de sus tramos. El descenso transcurrió al son del grito MÁAAAS CUEEEERDAAAAA...!!!! a medida que los que iban por delante instalando los rápeles se quedaban sin cuerdas que montar. El cañón se abre en su parte final y el último kilómetro discurre junto a unos campos de árboles frutales (nísperos, para más señas) que estaban en su mejor momento cuando pasamos por allí...

Y para el último día del puente nos quedaba el cañón del Río Verde. Para hacer esta actividad evitándonos la aproximación y la vuelta "a pata", tuvimos que hacer un trasvase de coches bastante largo entre la cabecera y el final del cañón. La aproximación a la cabecera es una pista cuesta abajo que te lleva al inicio del cañón en algo menos de una hora, pero la vuelta es una pista cuesta arriba de unos 7 Km...

El inicio del cañón está en la presa que encontraremos junto a la pista donde dejamos el primer coche. Casi nada más empezar a andar comienza la diversión, con un primer rápel de más de 15 m regado por una pequeña cascada que se vio rápidamente aumentada por el agua que tiraban desde arriba Isaac y JuanFe... El resto del barranco discurre por una divertida sucesión de rápeles (algunos de ellos saltables previa comprobación del estado de las pozas), cascadas, saltos y pozas de un agua cristalina que en determinados sitios tomaba un color verde esmeralda increíble. Una auténtica gozada!

La actividad se alargó un poco más de la cuenta debido a la logística de coches, así que llegamos a Madrid tarde y agotados pero contentos después de un puente muuuuy disfrutón.
María