Hace tiempo que teníamos pendiente hacer la travesía de Lobo y la de Sopladoras, en Asón (Cantabria), pero por una u otra causa las hemos ido dejando.
Pero este agosto nos desquitamos, y el fin de semana pasado hicimos ambas travesías con nuestros amigos del GEGET Fernando, Javi y Muñeco, además de los katiuskos Juanfe, Nuria y rover.
El viernes nos dirigimos a la pista de Torca Fría y Lobo, pero el coche de Javi no subía la cuesta (empinada y con arena/piedras sueltas), así que dejamos los tres coches en la parte de abajo. Total, por el camino que sabíamos hacer nos ahorraba unos 10-15 minutos, porque en seguida llegas a unas casas donde la pista desaparece y se convierte en senda. Hacía un día estupendo, ni demasiado calor ni demasiado frío, y todos menos yo (rover) se pusieron el mono interior, pero yo lo tenía muy claro: una subidita empinada de más de una hora iba a ser demasiado calor, así que gayumbos de cueva, camisetita ligera y ya. Vaya cachondeo que se trajeron estos kpuyos con mis pintas, pero bien que se quitaban luego ropa cuando empezaron a pasar calor. Luego llegas al bosque cerrado no hay sol y hace menos calor, pero sigues andando sin parar... tienes que encontrar uno de los dos pasos que hay para subir a la parte de arriba de la montaña, encontramos el primero, que era bastante empinado, y tras mucho escalar llegamos al prado donde están las bocas de Cueva Fría y Torca Fría. Desde arriba de la montaña teníamos una vista estupenda de todas las pistas que nos hubieran acercado más al bosque, ains... para la próxima será. Un descansito para comer, y al tema.
La cueva comienza con unos cuantos pozos, una chimenea ascendente en la que alguno se atascó un poco, y después es toda ella un meandro desfondado, oposición tras oposición, pero se nos dio bastante bien, yo odio los meandros desfondados y a pesar de todo no he tenido pesadillas... los que ya conocían la cueva dijeron que varios de los pasos delicados están ahora equipados con pasamanos quitamiedos, que se agradecen mucho :)
Tras unas cuantas horas llegamos a la salida de Lobo, toda llena de hojas, es el mismo bosque que antes, y ahora lo tienes que bajar a cholón, pisando el manto de hojas y con cuidado para no bajar de golpe, jejeje.
Sopladoras-Cueva del Agua
Al día siguiente, sábado, aparcamos los coches junto al Bar Coventosa, y remontamos el barranco que lleva a Munio y Sopladoras. Con la lección aprendida del día anterior, unos cuantos me siguieron en mi empeño de no hacer caminatas de horas en agosto con el mono interior, y se pusieron camisetas y pantalones de montaña o chándal; los frioleros profesionales siguieron con el mono interior ;-)
La boca de Sopladoras está en todo el río, elevada unos metros en la pared, que con ayuda de una cuerdecilla muy maja que hay fija se sube bien. La travesía es más o menos acuática, se supone que te mojas, así que casi todos eligieron ir con botas de goma tipo katiuskas, excepto Nuria y rover, que fuimos con nuestras botitas cutrefactas/baratas "de barrancos" (ains, con lo majas que son las 5-10)... la cueva tiene un montón de pocitas y resaltes que van por el río, y tuvimos que hacer virguerías para no mojarnos los piececitos, y lo conseguimos, pero a medida que íbamos progresando por la cueva acabamos mojándonos en los sitios más tontos. Daba igual, porque un poco más adelante, ya casi en la salida de la Cueva del Agua, te mojas por la cintura en un laguito que hay que cruzar, y que no hay forma de saltárselo. Los majetes estos con los que íbamos se rieron un rato de nosotros "¿pero qué esperábais en algo que se llama Cueva del Agua?", lo que hay que aguantar...
La salida de Cueva del Agua, muy chula y muy acojonante. Sales en una pared casi vertical, desde la que se ve todo el valle de Asón, el Bar Coventosa y las casas de al lado del tamaño de casitas de monopoli... y hay que ir tó p'abajo, zigzageando como puedes por el bosque de helechos de 2m de altura que tapiza toda la montaña. Fernando iba "abriendo huella" en los helechos, y acabó con calambres en las piernas. Nos reímos un rato, por no llorar, porque llovía un poco, y los helechos te llevaban por donde querían ellos y no por donde querías ir tú... menos mal que te agarrabas a ellos y resultaron ser muy resistentes, si no, llegas abajo del valle en un momento.
Cuando llegamos abajo, no pudimos resistir la tentación, y nos dimos un homenaje en el Bar Coventosa, chuletones a tutiplen que nos hizo Margarita, todo muy bueno como siempre.
Al día siguiente, domingo, queríamos hacer la Gándara, pero entre pitos y flautas, nos liamos a hablar con los de Información del pueblo de la Gándara, nos fuimos a ver el nacimiento del río Gándara, acabamos enriscados entre helechos (cómo no) y al final entramos en la cueva de Los Santos/Becerral/Hazatraviesa a echar un vistazo, tal como íbamos, casi sin luz, con un frontalillo malo y el flash de un móvil. rover
Pero este agosto nos desquitamos, y el fin de semana pasado hicimos ambas travesías con nuestros amigos del GEGET Fernando, Javi y Muñeco, además de los katiuskos Juanfe, Nuria y rover.
El viernes nos dirigimos a la pista de Torca Fría y Lobo, pero el coche de Javi no subía la cuesta (empinada y con arena/piedras sueltas), así que dejamos los tres coches en la parte de abajo. Total, por el camino que sabíamos hacer nos ahorraba unos 10-15 minutos, porque en seguida llegas a unas casas donde la pista desaparece y se convierte en senda. Hacía un día estupendo, ni demasiado calor ni demasiado frío, y todos menos yo (rover) se pusieron el mono interior, pero yo lo tenía muy claro: una subidita empinada de más de una hora iba a ser demasiado calor, así que gayumbos de cueva, camisetita ligera y ya. Vaya cachondeo que se trajeron estos kpuyos con mis pintas, pero bien que se quitaban luego ropa cuando empezaron a pasar calor. Luego llegas al bosque cerrado no hay sol y hace menos calor, pero sigues andando sin parar... tienes que encontrar uno de los dos pasos que hay para subir a la parte de arriba de la montaña, encontramos el primero, que era bastante empinado, y tras mucho escalar llegamos al prado donde están las bocas de Cueva Fría y Torca Fría. Desde arriba de la montaña teníamos una vista estupenda de todas las pistas que nos hubieran acercado más al bosque, ains... para la próxima será. Un descansito para comer, y al tema.
La cueva comienza con unos cuantos pozos, una chimenea ascendente en la que alguno se atascó un poco, y después es toda ella un meandro desfondado, oposición tras oposición, pero se nos dio bastante bien, yo odio los meandros desfondados y a pesar de todo no he tenido pesadillas... los que ya conocían la cueva dijeron que varios de los pasos delicados están ahora equipados con pasamanos quitamiedos, que se agradecen mucho :)
Tras unas cuantas horas llegamos a la salida de Lobo, toda llena de hojas, es el mismo bosque que antes, y ahora lo tienes que bajar a cholón, pisando el manto de hojas y con cuidado para no bajar de golpe, jejeje.
Sopladoras-Cueva del Agua
Al día siguiente, sábado, aparcamos los coches junto al Bar Coventosa, y remontamos el barranco que lleva a Munio y Sopladoras. Con la lección aprendida del día anterior, unos cuantos me siguieron en mi empeño de no hacer caminatas de horas en agosto con el mono interior, y se pusieron camisetas y pantalones de montaña o chándal; los frioleros profesionales siguieron con el mono interior ;-)
La boca de Sopladoras está en todo el río, elevada unos metros en la pared, que con ayuda de una cuerdecilla muy maja que hay fija se sube bien. La travesía es más o menos acuática, se supone que te mojas, así que casi todos eligieron ir con botas de goma tipo katiuskas, excepto Nuria y rover, que fuimos con nuestras botitas cutrefactas/baratas "de barrancos" (ains, con lo majas que son las 5-10)... la cueva tiene un montón de pocitas y resaltes que van por el río, y tuvimos que hacer virguerías para no mojarnos los piececitos, y lo conseguimos, pero a medida que íbamos progresando por la cueva acabamos mojándonos en los sitios más tontos. Daba igual, porque un poco más adelante, ya casi en la salida de la Cueva del Agua, te mojas por la cintura en un laguito que hay que cruzar, y que no hay forma de saltárselo. Los majetes estos con los que íbamos se rieron un rato de nosotros "¿pero qué esperábais en algo que se llama Cueva del Agua?", lo que hay que aguantar...
La salida de Cueva del Agua, muy chula y muy acojonante. Sales en una pared casi vertical, desde la que se ve todo el valle de Asón, el Bar Coventosa y las casas de al lado del tamaño de casitas de monopoli... y hay que ir tó p'abajo, zigzageando como puedes por el bosque de helechos de 2m de altura que tapiza toda la montaña. Fernando iba "abriendo huella" en los helechos, y acabó con calambres en las piernas. Nos reímos un rato, por no llorar, porque llovía un poco, y los helechos te llevaban por donde querían ellos y no por donde querías ir tú... menos mal que te agarrabas a ellos y resultaron ser muy resistentes, si no, llegas abajo del valle en un momento.
Cuando llegamos abajo, no pudimos resistir la tentación, y nos dimos un homenaje en el Bar Coventosa, chuletones a tutiplen que nos hizo Margarita, todo muy bueno como siempre.
Al día siguiente, domingo, queríamos hacer la Gándara, pero entre pitos y flautas, nos liamos a hablar con los de Información del pueblo de la Gándara, nos fuimos a ver el nacimiento del río Gándara, acabamos enriscados entre helechos (cómo no) y al final entramos en la cueva de Los Santos/Becerral/Hazatraviesa a echar un vistazo, tal como íbamos, casi sin luz, con un frontalillo malo y el flash de un móvil. rover